viernes, 18 de septiembre de 2009

La idea (Sherish)

La tarde pasó tranquilamente mientras cada uno iba a su aire por los viñedos. Se reunieron de nuevo cuando el sol comenzaba a desaparecer por la línea del horizonte. Hicieron un círculo de piedras y prepararon una hoguera. El fuego es hipnótico, y todos miraban la hoguera con los pensamientos en distintos lugares.

- ¿No os encanta este sitio? - preguntó Ana rompiendo el silencio. Estamos aquí solos, sin ruido, sin gente. Las vistas son espectaculares. Y lo tenemos todos para nosotros.
- La casa es un poco tétrica, ¿no? - comentó Rosa.
- No sabes apreciar el encanto de lo antiguo - dijo Martín en tono de guasa.
- Yo estoy con Ana - dijo Lucas. La bodega es impresionante. Cuando he estado antes, he sentido la energía del lugar.
- ¡Los artistas estáis mal de la cabeza! - se rió Toni. Lo que sentías era el olor del vino.
- Ya en serio, es cierto que estamos bien aquí - replicó Raúl. No recuerdo que hayamos estado tan tranquilos y tan animados desde hace meses. Yo voto por aceptar la invitación de los padres de Ana. Este año no tenemos un euro, no vamos a hacer nada. Si nos quedamos en Jérez vamos a seguir la misma monotonía. Este año está siendo un asco, y tenemos que desconectar. Nos ponemos de acuerdo con las vacaciones e intentamos cuadrarnos. Le damos un tute a la casa, la arreglamos y nos tiramos unas semanas aquí. Si nos apetece ir a la playa, pues vamos desde aquí.

Todos se miraron unos a otros. Pensaban en las palabras de Raúl. Ciertamente, estaban teniendo un año malo. Todo estaba saliendo torcido, estaban agobiados. Un cambio de aires les vendría bien. Poco a poco, fueron aceptando el plan. Entonces todo fueron planes y ajustes. Se les echó la noche encima sin darse cuenta.
Estaban en junio. Acordaron utilizar todos los fines de semana hasta agosto para arreglar la casa. Si acababan antes, ya verían. Casi todos tenían el mes de agosto libre, así que ese fue el mes elegido para pasar el verano en la casa. Hicieron unos cálculos por encima y pusieron un fondo común para cubrir todos los gastos. Una vez cerrados todos los detalles, echaron las brasas a la parrilla, avivaron la hoguera y se prepararon para pasar la noche en los viñedos. El ambiente era festivo y el cambio de actitud respecto a los días anteriores era total. Ya tenían cosas que hacer, un plan de vacaciones y estaban emocionados.
Estuvieron bromeando durante la cena, y una vez que hubieron terminado, comenzaron a pinchar a Lucas hasta que accedió a tocar la guitarra por un rato. A la luz del fuego, con la música sonando, consiguieron olvidar completamente sus problemas.

La temperatura era fresca cuando Toni se despertó. No solía dormir mucho, así que salió del saco de dormir y fue a lavarse un poco. Habían acampado cientos de veces, por lo que sabía que el resto despertaría un par de horas después, y con toda probabilidad, Lucas sería el último. El sol ya había salido y los viñedos resplandecían con esa luz brillante y oblicua de las primeras horas. Estaba absorto contemplando el paisaje cuando Lucía apareció a su lado.
- Buenos días - saludo.
- Buenos días.
- Te has levantado temprano. Normalmente tengo que esperar un par de horas hasta tener compañía.
- Me desperté y no tenía sueño, así que decidí levantarme. ¿Qué estabas mirando?
- Nada en concreto. Miraba al infinito.
- Veo que has comenzado a captar la energía del sitio - bromeó Lucía. Ya divagas como los artistas.
- Seguro - rió Toni. Ahora comenzaré a filosofar.
- Ya lo dudo. No sé qué nos pasa, pero este lugar nos está influyendo.
- Yo creo que no es el lugar. Necesitábamos romper nuestra rutina. Nos hemos alejado de nuestra vida diaria unas horas, y nos hemos dado cuenta que hay muchas más cosas.
- La gente pagaría por algo así.
- Seguro - respondió Toni cínicamente.
- Yo sí estoy segura. Le he estado dando vueltas a algunas ideas, y cuanto más lo pienso, más me convenzo.
- Me he perdido. Tu mente es mucho más compleja que la del resto de humanos.
- No seas imbécil.
- Sabes que eres más lista que la mayoría. No importa - dijo al ver a Lucía negar con la cabeza. Cuéntame qué has planeado.
- Planear poco, pero desde que decidimos pasar aquí el verano, se me ha ocurrido que tiene que haber gente que quiera hacer lo mismo. En el fondo, somos personas normales, con las mismas inquietudes y los mismos problemas que el resto. Imagina que montamos una casita para que la gente venga y desconecte. Turismo rural. Está de moda. Sólo hay que saber cómo atraer a la gente.
- Parece fácil, pero no creo que lo sea.
- Hay que ser optimista. Con una buena idea y trabajando, se puede conseguir lo que quieras.
- Ahora has sonado a sicóloga lava-cerebros.
- No puedo contigo.
- ¿Qué pasa? - preguntó Rosa, que se había acercado.
- La genio, que está construyendo castillos en el aire - respondió Lucas.
- No son castillos en el aire. Es una buena idea.
- Cuéntame - invitó Rosa.

Lucía le contó la idea a Rosa. A grandes rasgos, consistía en montar una casa tipo rural. Necesitaban una temática, que en este caso y dado que estaban en un viñedo, parecía tener al mundo del vino. Iban incorporando variantes sobre la marcha. Podían aofrecer rutas turísticas por Jerez, cursos de enología, excursiones a la playa. A Rosa le encantó la idea, mientras Toni iba habituándose más lentamente.

- Creo que es el momento de compartir la idea - dijo Rosa.
- No os entusiasméis, que no sabemos qué les parecerá - replicó Toni.
- Vamos a preparar el desyuno y les vamos despertando. Luego les explicamos y a ver qué opinan.

Media hora después, todos estaban despiertos y escuchando a Lucía. Rosa hacía de comentarista, haciendo elogios y animando al grupo. Cuando terminaron, todos quedaron en silencio.
- Ya os dije que no iba a funcionar - dijo Toni. Rosa le atravesó con la mirada.
- ¡Calla! - respondió Ana. No es mala idea, creo que expreso la opinión de todos si digo que nos has dejado en estado de shock. No se nos habría ocurrido algo así en la vida.
- Cierto - dijo Raúl. Creo que a ninguno se nos pasaba por la cabeza algo así. Tenemos que digerirlo.
- En mi situación actual, me apunto a cualquier cosa - apuntó Martín. Y no es que esté diciendo que la idea no sea buena. Todo lo contrario. El problema es de dónde sacamos el dinero y cómo lo hacemos.
- ¿Y tú Lucas? - pregunto Lucía. No has dicho nada.
- Es que estoy pensando. Hay que ser más ambiciosos. Yo me imagino el edificio de la bodega convertido en una Sala de espectáculos con un restaurante. Imaginaos que dividimos la bodega; la parte del fondo con un escenario. A la entrada unas mesas, pocas. Una barra en el centro, la cocina a un lado. Comida de calidad, actuaciones buenas, pero de verdad; grupos jóvenes y de calidad, música alternativa, un piano, algo de jazz. La luz apropiada, suave y con media iluminación. La acústica de la bodega es buena, ya oisteis ayer cuando tocaba. Tenemos espacio de sobra.
- ¡Jóder Lucas! - exclamó Lucía. Eso sí que es una gran idea.
- Sólo un complemento a la tuya.
- ¡Déjate de modestias! eso tiene una pinta genial.

De repente, todos se pusieron a hablar, haciendo observaciones, aportaciones, críticas todo tipo de comentarios. Lo que había empezado como un desayuno tranquilo, se convirtió en un barullo, terminando con papeles encima de la mesa donde se esbozaban los esquemas de la casa y de la bodega.
Cuando todo se calmó, habló Martín:
- Sigo diciendo que tenemos un problema de dinero. ¿Cómo vamos a hacer todo esto?
- Odio cuando eres tan realista - se quejó Rosa.
- Pero no le falta razón - le apoyó Toni. No sé cómo podemos llevarlo a cabo.
- Tranquilicémonos - aconsejó Ana. Tenemos un montón de ideas. Vamos a dejarlas reposar. Yo voy a hablar con mi padres. De ofrecernos la casa para las vacaciones, hemos pasado a apropiárnosla para montar un negocio. Voy a comentarle los planes y a preguntarle si tienen en mente hacer algo con los edificios. En principio, no querían usarlos, pero puede que los necesiten.
- Tienes razón - dijo Lucía. Hemos hecho un montón de planes, pero no nos corresponde decidir.
- En cualquier caso, no te preocupes - la animó Ana. Dejadme que lo hable con él y os cuento. Por supuesto, lo tengo que tratar en persona, ya que no es un tema que se pueda hablar por teléfono. Cuando volvamos esta tarde, intento hablar con él. Y si no, mañana. En cuanto sepa algo os llamo y entonces vemos qué hacemos.
- No voy a poder resistir la espera - se quejó Rosa.
- Pues no te queda otra - replicó Toni. Tendrás que esperar como todos. Ahora habéis conseguido que no duerma hoy.

5 comentarios:

belushy dijo...

.... luego van al Banco a pedir un crédito y se descojonan de ellos... real como la vida misma... :D

mr deditos dijo...

Estás obsesionado con la crisis.
Ya que me has jodido la cotinuación, tendré que invantarme otra cosa

Manz dijo...

Interesante giro argumental...

Los que han comprao la bodega estan forraos de subvenciones, seguro que los avalan. ¿Por qué no pueden ser parientes del Chaves?
Hoy en día dan animaladas por recuperar edificios antiguos siempre y cuando se habilite una parte como hostal.

Sigo pensando que la gente normal no habla así, alguien debería decir "joder", "culo", "pedos". ¿No ves pelis del Tarantino?

mr deditos dijo...

No voy a darles subvenciones.
Lo de los tacos, es que al escribir no me salen. Debe ser que cuando hablo con mis personajes son muy educados.

Hablando soy bastante bruto, pero escribiendo no. Y hay mucha gente normal que no dice tacos

Manz dijo...

No me entiendes, no me refiero a que todos hablen mal, sólo a alguno... el delineante al menos.
Es una forma de dotar personalidad a los protas, más aún cuando el relato empieza a convertirse en novela corta.

Pero vamos, tampoco me hagas mucho caso. Si alguien habla mal también te lo echaré en cara... hay que pensar en los niños. :)