martes, 2 de noviembre de 2010

Vida y Muerte

Dicen que la muerte es parte de la vida. Puede ser la última etapa o un puente hacia otra cosa. Es cuestión de gustos o de creencias.

Lo que voy a escribir no es agradable en alguna de sus partes y puede que no queráis leerlo. Ya sé que eso es lo que dicen en los telediarios y hace que más gente se siente delante del televisor. No es mi intención. Creo que hay cosas que tengo que escribir, aunque sea para que queden aquí. Supongo que sirve de válvula de escape.

La muerte es un tema que a mi me da vértigo y respeto, quizás miedo. Me ha pasado desde pequeño. El pensar qué pasa cuando te mueres, en mi caso al menos, me genera una sensación rara. Está claro que el cuerpo muere, pero ¿y la mente? ¿quedará como ente sin cuerpo? ¿nos acordaremos de algo de lo vivido? ¿empezaremos de nuevo? ¡Impresionante!
A veces, me da por pensar estas cosas. Y no me gusta nada, porque me queda un regusto amargo.

Llevaba tiempo queriendo hablar de la Muerte. Ahora que la he vivido más cerca, me he decidido del todo. La muerte no es fácil, ni es digna, ni para el que se va ni para los que se quedan. En nuestro caso, sabíamos que iba a ocurrir en un plazo más o menos corto, pero aún así es muy duro. Estar esperando a que una persona muera es agotador y doloroso. Y no es nada digno. Una persona postrada en la cama sin poder moverse, ni asearse es algo que no debería permitirse. Por supuesto, es mi opinión y es muy personal y profunda. En nuestro caso, tuvimos un momento en el que mi hermano y yo, con nuestras respectivas y algún otro familiar directo, tuvimos que irnos de casa porque no podíamos seguir viendo como una persona querida se desvanece y muere lentamente. Yo oí el mismo comentario varias veces en personas distintas. "Se apaga como una vela. No queda más que esperar". Demoledor. Yo no tengo estómago para eso. Espero y confío, que realmente la sedación hiciera que mi madre no se enterara de nada. No lo sabremos nunca.

No sé si a ella le hubiera gustado que todos estuviéramos a su alrededor, mientras ella iba apagándose. Puede que a nosotros nos parezca una obligación. Mi padre estaba sentado a su lado, mientras respiraba por última vez, comprobando que realmente no tenía pulso. Creo que no le hubiera gustado. A lo mejor sólo estoy siendo egoista e intento evitar los malos tragos. Puede ser. Yo no soy capaz de estar sentado enfrente mientras se muere. Hay cosas que no pude evitar, y os aseguro que las imágenes no las olvidaré nunca. Y lo malo es que sustituyen a otras mucho mejores que preferiría recordar. Hago esfuerzos por olvidar las últimas y recordar el resto. El problema es que son muy nítidas. Ayer estuve ojeando fotos, y encontré imágenes que sí quiero recordar. De momento, surte efecto.

Prefiero una muerte instantánea, sin opción de sufrir y ver sufrir. Cuando toca, toca, sólo es cuestión de tener suerte (!!!!) y que sea rápido. Ayer mi padre nos trajo un par de notas que mi madre había escrito y estaban guardadas en un cajón. Era una de las notas que nos dejamos todos los años por Reyes y que acompañan a los regalos. Al final decía que no pedía salud ni más tiempo, porque eso viene dado con la fecha de nacimiento. ¡Guau! Muy fuerte. Es una manera de pensar. No sé si será verdad o no, pero te hace recapacitar. Yo soy de los que creo que hay que vivir la vida como viene y aprovechar lo que tenemos y los que nos acontece. Es la mejor manera de disfrtar. Lo que tienes, lo tienes y lo que no, puedes luchar por conseguirlo, pero no tiene sentido lamentarse por no tenerlo. Hay que aprender las lecciones. Hay que vivir la vida y disdrutar, en la medida de lo posible. Jamás olvidaré, que unos meses antes de que le diagnosticaran la enfermedad que finalmente acabó con ella, en una de las comidas familiares, tuvimos una pequeña pelea porque nosotros les decíamos (a mis padres) que eran muy dejados y que no se preocupaban por aprovechar lo que tenían y disfrutar de los años que les quedaban. No nos hicieron ni caso, y me da rabia pensar que podían haber hecho más cosas. Pero en el fondo, yo creo que mi madre era feliz siendo como era, aunque nosotros no la comprendiéramos. Probablemente ella prefería estar en casa y hacer cosas por nosotros que estar de viaje. Si al menos eligió lo que quería, me doy por satisfecho.

He dicho antes que nos dio dos notas. La segunda era demoledora. Era la despedida. Muy breve. Me quedo con la última frase: "Habladles a los niños de mi". Creo que nadie está preparado para esto.

Sabéis que no soy religioso, así que no sé qué esperar de la Muerte. Espero que sea algo más que apagar la luz. Si no, no tendría sentido la vida. En cualquier caso, me quedo con la frase de mi amigo José. "Seas o no religioso, seguro que hay un cielo para las madres". Una de las mejores frases que me he encontrado. Gracias.