miércoles, 23 de abril de 2008

Los libros

Hoy es un día importante. El día del libro. Un días especial, para rendir homenaje a los libros y a sus escritores.
No puedo dejar pasar este día sin escribir en mi blog.

Como ya me conocéis, sabéis que los libros son una de mis grandes aficiones. Podría renunciar a algunas cosas, pero los libros no serían una de ellas (las otras ya os las podéis imaginar, sexo, cerveza, lo básico vaya...)

Para mi, los libros son una vía de escape. Yo me sumerjo en los libros. Me sitúo en el ambiente del mismo, me identifico con los personajes, vivo las situaciones de los libros. Para ello, es necesario un buen libro. Y no me refiero a un libro con una crítica literaria espectacular. Con los libros, me pasa como con las películas. El objetivo de un libro es divertir y enseñar. Da igual el escritor, lo importante es que esté bien escrito y que enganche.

¿Cómo acertar a la hora de elegir un libro? No os puedo aconsejar. Al igual que me pasa con la cocina, con los libros actuo por instinto. Lo descubrí hace muchos años. Me vais a decir que estoy como una cabra, pero yo voy a una biblioteca (tiene que ser de las que deja acceder a las estanterías) y me pngo a pasear por las hileras de libros. Miro los lomos, los cojo, los abro, miro el título, no me fijo en el escritor (¡vaya!), miro la contraportada, leo la sinopsis, el perfil del autor. En uno o dos minutos sé si el libro me va a gustar o no. Evidentemente no soy infalible, pero casi. Ha habido muy pocos libros que yo haya elegido que no me hayan gustado.
Cuando voy a comprar libros, me sucede lo mismo. Con esto de internet, compro muchos menos libros. En Navidad, aprovechando un regalo que tenía que hacer, volví a una tienda de libros (El Corte Inglés, ¡qué original!) y me di cuenta de lo que había echado de menos el trato con los libros. Pude estar perfectamente media hora dando vueltas por la sección de libros, y me habría llevado una docena de libros. Me lo pasé bien, me gusta ojear los libros. En lugar de comprar uno, me llevé dos. Tengo que buscar un hueco y leerlos. Eran un regalo, y quería esperar a que su receptora terminara de leerlos, pero no creo que pueda; es que creo que no puedo esperar tres o cuatro años...

Volvamos a lo de las bibliotecas. No comprendo esas bibliotecas en las que tienes unos cajones con fichas, y por ellas, tienes que elegir un libro. Para mi es casi imposible. Salvo que tenga muy claro que libro quiero, no puedo elegir con unas fichitas. Yo tengo que manosearlos (como las mujeres...). Si no, pierdo mis poderes. En mi casa, mi padre tiene una habitación (la llamamos la biblioteca) llena de libros. Es una habitación que puede tener 10 metros cuadrados, con los laterales llenos de libros, y una mesa enfrente de la entrada. Todo repleto de libros, de toda clase. Probablemente no he leído ni el 20% de los mismos, pero es que hay cosas infumables para mi.

Creo que la afición a los libros no es algo que se pueda aprender. Por eso digo que es un instinto. Al que le gustan, le gustan y a los que le es indiferente, no les puedes obligar. Puedes intentar que lo comprendan y que prueben, pero no se puede forzar. Es una pena, porque el mundo de los libros es maravilloso y se aprenden muchas cosas de ellos.

Yo no soy un lector, soy un devorador de libros. Una anécdota para terminar. Hace unos años, en un curso, estábamos haciendo unos ejercicios de estos de Psicología. Tenías que decir qué era mucho para ti en determinadas situaciones. ¿Qué es mucha velocidad para ti? ¿Qué es mucho trabajo?... Una de las preguntas era ¿Qué es para ti leer mucho en un año? Mi respuesta causó sensación. Dije 100 libros al año. En esa época yo iba a trabajar en metro, y tenía entre 45-55 minutos por trayecto, dos trayectos al día. Con eso me daba para un libro mínimo a la semana, a veces dos. Y luego, los ratos del fin de semana. Creo que estuvimos media hora hablando de eso. Ahora como no voy en metro, he bajado el ritmo, pero creo que debo estar en unos 30-40 libros al año.

El Sr. Ruiz Zafón creó la Biblioteca de los libros olvidados. Una idea fascinante. Soy un envidioso, lo sé, pero es que a mi no se me ocurren esas cosas. A ver si me pillo su nuevo libro. Ha dicho que quiere hacer una saga de unos cuatro libros sobre ella. Veremos.

Una última cosa, por si queréis regalarme un libro. Me gustan los libros gordos (no quiero comentarios). Mínimo 300 páginas. Para mi, salvo excepción, no merece la pena un libro menor, porque me lo acabo en una sentada de un par de horas.

lunes, 14 de abril de 2008

El tiempo

No voy a hablar de Meteorología en este post. Me refiero al tiempo del dios Cronos.

Ante todo, podéis comprobar que sigo vivo. Por supuesto que no tengo justificación, pero tampoco os la merecéis mamones (es broma, por supuesto).

Es curioso esto del tiempo. Esos granitos de arena que caen y que van marcando el paso del tiempo. Muy visual. Grano de arena que cae, momento pasado que ya no tiene vuelta atrás. Lo que no hubieras hecho, ya no lo puedes hacer. Cada granito es irrepetible, y aunque luego hagas lo que ibas a hacer, ya no será lo mismo. Si este post lo hubiera escrito hace muchos granos de arena, no sería así, incluso es posible que no hablara del tiempo. Curioso, ¿verdad?

En fin, todos tenemos una gran cantidad de granos de arena para hacer con ellos lo que queramos. Y no valen los castillos de arena de la playa, ni los dibujitos en el suelo con un palo. Cuando nacemos, nos dan un gran saco de arena. Es un detalle que no pese, o al menos durante muchos años. Luego vienen los achaques, y es por el paso del tiempo, o por el "peso del tiempo". El saco de cada uno es distinto, y nunca sabemos cuántos granos contiene. Eso hace que la elección de lo que hacemos con cada grano sea importante.

Los primeros años, nos gestionan la arena. Al principio, no puedes hacer nada. Luego comienzan los problemas por la gestión de los granos de arena. Esto lleva a eternas discusiones. Al final, llega un momento en el que tienes el control total de tu arena. Y ahora es cuando empiza lo divertido. Puedes elegir, pero cada elección es un granito perdido, irrecuperable. Así que hay que pensarlo bien. Normalmente no lo hacemos, y vamos dejando un rastro de arena por el camino.

A lo que viene todo este rollo es a que la frase de "no tengo tiempo" no es cierta. Mi excusa para no haber actualizado este blog era que no tenñia tiempo. No es cierto. El tiempo lo tengo, pero elijo (voluntaria u obligadamente) otras cosas. He tenido ocasiones de escribir, pero o bien he elegido hacer otra cosa, o bien mi estado anímico me ha impedido ponerme a escribir.
En casa no suelo escribir. Prefiero escribir tranquilamente y en casa es más difícil. Entonces tengo que escrbir cuando tengo un hueco en el trabajo. Esto, o bien es raro, o se produce cuando ya me han machacado suficientemente, en cuyo caso no tengo ganas de escribir.

Volvamos a los granitos de arena. Cuando dispones de un granito de arena, tienes que elegir qué vas a hacer con él. En el 90% de los casos, yo diría que no lo hacemos. Nos dejamos llevar y hacemos lo de siempre o lo que se supone que hay que hacer. En mi caso, he desperdiciado montones de granitos de arena, pero es lo que hay. No siempre tenemos una opción interesante de elección, o no disponemos de los medios para hacer uso de los granitos, así que los dejamos correr.
No importa, tenemos muchos,... o no.
Lo importante es que los granitos los elijas bien o al menos que te den satisfacciones. Si dejar caer los granos de arena tumbado en el sofá, bien acompañado te satisface, es un granito de arena bien utilizado. Ahora, si luego piensas que podrías haber hecho algo distinto, es una pena, porque eso ya no tiene vuelta atrás.

En mi caso, de mis propósitos del 2008, ya tengo dos bajas. Una era escribir al menos una vez a la semana en el blog. La otra presentarme al consurso de relatos cortos de mi pueblo. Agua en los dos casos. En ambos porque cuando he tenido tiempo, he decidido hacer otras cosas. ¿Me arrepiento? Sí. Podía haber elegido dedicarle unos ratos y hacerlo. Tengo un par de agujeros en mi saco de arena. Los tendré que coser.

Bueno, pensaréis que se me ha ido la olla, pero eso es el primer síntoma de que sigo escribiendo cosas.

Por cierto, tengo jefe nuevo, así que ya os iré contando.

Besitos a todos.