lunes, 6 de octubre de 2008

El cuento del cumpleaños

Hola de nuevo.

Una breve aparición para hacer un regalo especial. Un pequeño cuento para mi compañera de viaje.

Las dos Reinas.

Érase una vez dos hermanas gemelas que habitaban en un recóndito pero no menos bello lugar, conocido por el nombre de Sueño.

Vivían estas dos hermanas en la capital del Reino, en un imponente castillo que dominaba todas las tierras. Su padre, el poderoso Rey Todo, las había preparado para sucederle en el trono. La Princesa Tal heredaría las tierras del Norte, y la Princesa Cual, las tierras del Sur.
Ambas hermanas eras iguales por fuera, pero muy distintas por dentro. El Rey sabía esto, y había decidido dividir el reino entre ellas, para neutralizar la influencia de cada una.

Tachán era el Mago más poderoso del Reino, y fiel y sabio servidor del Rey. Sabía que había que buscar un Príncipe para cada una de ellas, acorde con las dispares personalidades y talantes de las Princesas.
La Princesa Tal, era fuerte y dominante y para ella sería necesario un Príncipe valiente y poderoso. La Princesa Cual era inteligente y bondadosa y para ella sería necesario un Príncipe versado e ingenioso.

Muchos pretendientes habían pasado por el Reino. El momento de la decisión final había llegado.
El Rey Todo abdicaría el último día del año, y para celebrar la coronación de las dos nuevas Reinas, se iba a celebrar la Fiesta de las dos Coronas, todo un acontecimiento en el que la dos Reinas subirían al trono y harían pública sus bodas con sus respectivos Príncipes.

La Princesa Tal, vestido con un traje rojo, que quitaba el aliento, subió en primer lugar a su trono. El Rey le colocó una impresionante corona de oro con rubíes. Entonces, y tras hacer una profunda reverencia al Rey, habló.
- Querido pueblo de las Tierras del Norte -dijo con una voz que demostraba una fuerte convicción. Os presento a vuestro futuro Rey consorte y mi prometido, el Príncipe Vivaz. Juntos velaremos por la seguridad del Reino, y planearemos expediciones que nos llenen de riquezas.
Junto a la Princesa Tal, se situó un muchacho de gran porte. Rebosaba energía y vitalidad, y en sus ojos brillaba la emoción de las aventuras y el poder.
Una cerrada ovación dio la bienvenida al Príncipe Vivaz. El pueblo soñaba con grandes descubrimientos y riquezas. El esplendor del Reino estaba asegurado.

Una vez acabada la presentación de los futuros Reyes de las Tierras del Norte, la Princesa Cual, ataviada con un vaporoso y deslumbrante vestido verde, subió a su trono. Su hermana y el Príncipe Vivaz saludaron a la Princesa. El Rey Todo la coronó con una tiara de oro blanco y esmeraldas. La Princesa Cual se colocó en su trono, y su melodiosa voz inundó todos los rincones de la plaza.

- Querido pueblo -su voz temblaba ligeramente por la emoción. Su rostro risueño relucía de felicidad. Os presento a mi Príncipe Locuaz. La paz de nuestras tierras está garantizada por el Reino de las Tierras del Norte. Nuestra tarea será difundir el conocimiento y promover la cultura y la sabiduría. Nuestras tierras serán el seno de los mayores filósofos, pensadores y maestros en todas las artes.
Al lado de la Princesa Cual, se situó un joven delgaducho y algo tímido. Su presencia no era nada imponente, pero sus ojos dejaban entrever una gran inteligencia.

Los festejos duraron una semana, que incluyó las dos bodas reales y numerosos concursos en los que los nuevos Reyes destacaron, cada uno en las artes que dominaban.

Un año después, el Rey Todo murió, rodeado de sus hijas y su familia. Marchó contento al ver que sus sueños se estaban cumpliendo. Los dos reinos prosperaban uno a la sombra del otro.

Pasaron los años, y los dos Reinos eran sumamente conocidos y admirados. No eran ambiciosos y compartían su poder y sabiduría con los demás. Los Reyes del Norte ayudaban a cuantos solicitaban su ayuda, y los Reyes del Sur tenían las más grandes academias de conocimiento que existía, y permitían que todos los reinos aprovecharan ese saber.

Pero no todo era favorable. Los oscuros reinos del Este ambiciaban esos poderes. Al contrario que nuestros reyes, promovían la violencia y las riquezas fáciles. No creaban nada, sino que se apoderaban de lo que los demás habían creado. Las Reinas Vileza y Maldad, unidas a los Reyes Terror y Caos formaron un gran ejército que avanzaba hacia los dos Reinos, arrasando cuanto encontraban a su paso.
Una gran batalla asolaba los dos Reinos. Los Reyes Vivaz y Locuaz murieron defendiendo lo que más amaban y por lo que habían trabajado. Nuestras dos Reinas, viendo el cariz de los acontecimientos, reunieron en el gran salón del trono a todos sus hijos.
- Hijos nuestros - la Reina Tal, con su corona y ataviada con una armadura llena de golpes, hablaba a sus hijos y sobrinos. Habíamos creado un gran reino a cuya sombran han prosperado nuestros vecinos y amigos. Este reino toca a su fin. Las malas artes se van a apoderar de él. Vuestra labor es proteger nuestro legado. Vamos a defender estas tierras hasta que podamos. Aprovechad ese tiempo para huir.
- Hemos sido felices aquí - la Reina Cual, serena se despedía de sus hijos. Recordad lo que os hemos enseñado. Hemos tenido todas las virtudes juntas, pero este mundo no está preparado para esto. Separaos, pero manteneos en contacto. Si estáis demasiado juntos, la Envidia y la Maldad intentarán acabar con vosotros. Dispersaos y promoved las virtudes que han hecho famoso a estos reinos. Recordad cómo han sido estas tierras y recordad lo que nos ha sucedido. Pero olvidad el rencor. Potenciad lo bueno e ignorar lo dañino. Disfrutad con lo que sois y que no os ciegue la ambición y el deseo.
- Ahora, ¡Marchad! - ordenó la Reina Tal.

Las dos Reinas, sentadas en sus tronos, fueron despidiendo a sus descendientes. Eran muchos; Inocencia, Sabiduría, Rectitud, Verdad, Sensatez, Armonía, Felicidad, Amor, Saber, Honor, Razón, Coraje, Fidelidad, Justicia.

Hoy día, podemos intuir su presencia. Siguiendo los sabios consejos de las dos Reinas, se expandieron por todas las tierras. Es difícil verlos a todos juntos. Pero siguen ahí. Buscadlos y recordad lo que se puede hacer con ellos, y lo que sería estar sin ellos.

FELICIDADES. Espero que te guste. Y a los demás.

Es un cuento y no un relato. Un poco distinto de las últimas cosas que he escrito.
Me ha servido para recordar lo mucho que me gusta escribir y cómo me divierto haciéndolo. Ando bastante liado últimamente, pero para esta especial ocasión he buscado un par de huecos y lo he escrito.

La verdad es que la idea original era parecida, pero no era así la historia que quería. Lo que sucede es que los personajes se mueven y proponen diferentes líneas de escritura. Yo para empezar, pienso en un par de personajes y en un inicio, y luego, ellos solitos, van mostrando el camino. Casi siempre sucede la misma manera. Yo pienso que la historia va a ir de una manera, pero luego mis personajes encuentran otros caminos, que además, suelen ser mejores que los que yo pensaba.

Alguno pensará que estoy un poco para allá. Es cierto, un poquito sí...

2 comentarios:

madavar dijo...

la reina Tal...y Tal y Tal...debe ser un alias del tío GILito :) Buen cuento y buen ritmo, como siempre

Manz dijo...

Mola el cuento... tiene el puntito cursi con su ración moral. Me lo apunto para cuando tenga que contar alguno para dormir a Inma.

No quiero decir con ésto que el relato sea soporífero, tu me entiendes...