Dos niños se encontraban sentado en el parque. Erauna templada noche de verano, en la que los niños tenían permiso para quedarse hasta tarde para ver las estrellas. Compartían su pasión por las estrellas y sobre todo por la luna. Eran Andrea y Miguel, y aquella noche estaban contemplando la luna llena en todo su esplendor. Para ellos la luna era lo más bello que podían ver en el cielo.
Andrea y Miguel se conocieron cuando éste se fue a vivir con sus padres al lado de Andrea. El padre de Miguel era militar y viajaban constinuamente, lo que no le gustaba demasiado a Miguel, que cada cierto tiempo perdía a sus amigos. Su padre le había prometido que este sería el último traslado, y cinco años después seguían en el mismo sitio. Miguel estaba encoantado, tenía muy buenos amigos, y estaba Andrea, con la que compartía muchas aficiones y parecía su alma gemela.
Se encontraban en la edad en la que la amistad entre un chico y una chica ya era algo tan simple.
- Podría tirarme horas viendo la luna - comentó Andrea.
- Es maravillosa - respondió Miguel. Lo mejor es cuando comienza a salir por el horizonte con esos tonos rojizos.
- Me encantaría ir a la luna.
- Yo te la traería para tí - dijo Miguel sonriendo. Es que he visto una peli que a mi padre le encanta. Es en blanco y negro y me parece que se llama "¡Qué bello es vivir!"
Andrea también sonrió, pero en ella la sonrisa era más enigmática. Tenían la misma edad, pero ella era más madura. Iba por delante de él.
De repente, Miguel despertó.
¡Qué curioso! - pensó. La mente funciona de una manera un tanto curiosa. Le había llevado a unos recuerdos de veinte años atrás, precisamente hoy.
era un día muy especial, pero este sueño le había dejado un gusto amargo. Recuerdos olvidados, o mejor dicho, enterrados en la memoria, surgían ahora sin control.
Se vió más joven, en la universidad, acompañado por una joven de aspecto encantador, y mirada perdida en el cielo. Iban cogidos de la mano, y no podían ser más felices. Vivían juntos, estudiaban juntos. En definitiva eran inseparables.
Se dirigió a la ducha, para prepararse para ese día tan especial.
Horas más tarde, la tensión era elevada. Mucha expectación, para el acontecimiento tan importante. Su mente seguía recordando momentos del pasado.
...
Por fin, lo había logrado. Muchos años después, sus sueños se habían cumplido. Era tan real, tan tangible, que asi no podía creerlo. Su mente se liberó completamente. Podía ver a Andrea con su sonrisa radiante. Las lágrimas empañaron su visión.
Se había convertido en el primer español, no, el primer europeo, se corrigió, es pisar la Luna. Su primer recuerdo fue para Andrea. La imagen que veía era la de ocho años atrás. La última sonrisa de Andrea. No pudieron llegar a casarse, el Cáncer se la llevó antes. Desde ese día, todos sus esfuerzos se centraron en su trabajo y en los únicos sueños que le quedaban. Ir al espacio y pisar la Luna. Todos los recuerdos de Andrea los envió a un remoto lugar de su mente.
Hasta hoy.
Su subconsciente reveló los verdaderos deseos de Miguel. El sueño de la noche anterior había roto las barreras que bloqueaban los recuerdos de Andrea.
Cogió el instrumento facilitado por la Agencia Espacial y procedió a extraer un trozo de la superficie lunar.
- Te llevaré un trozo de Luna, como te prometí - musitó con lágrimas en los ojos. Luego desengachó el cable que le unía a la nave.
jueves, 5 de enero de 2012
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