Andalucía,
Jaén (provincia); nuestro mar son los campos de olivos que nos rodean
por todas partes. Se podría pensar que es una tierra seca, pero no; esa
tierra roja que nos ha visto nacer, produce ese oro líquido sin el que
el mundo mediterráneo no tendría sentido. Su color verde, su olor intenso y su exquisito sabor nos enamora.
Volver
a nuestra tierra, a nuestros orígenes, es una obligación. Un placer.
Una necesidad. Sentirse rodeado de olivos recarga nuestra energía. Un
par de veces al año hay que volver a los orígenes y sentirse en casa. Me
llamaréis loco, pero a mí me pasa. Paso unos días por esta maravillosa
tierra y recargo las pilas por una temporada.
Yo soy andaluz y lo digo con orgullo. Habré perdido mi acento, pero no mis raíces. Nací andaluz, andaluz soy, y andaluz moriré.
Estos viajes a la tierra, con visitas guiadas y una parte de Historia son todo un lujo. Éste en especial, ha sido estupendo.
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jueves, 15 de noviembre de 2012
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