Estamos en septiembre. Un mes curioso. Se acaban la mayor parte de las vacaciones y es el mes de transición del verano al otoño.
A mi es un mes que me gusta, y eso que no suele ser un gran mes. La vuelta al cole y el retorno al ritmo habitual de trabajo y vida suelen hacer estragos. Aún así, me gusta.
El tiempo empieza a hacerse más suave, se puede dormir por las noches, comienzan las tormentas que generan un ambiente que me gusta. La luz cambia haciendo los días distintos. También mejoran los olores. ¿A quién no le gusta el olor de las primeras lluvias?
Es un mes para disfrutar al aire libre, en las terrazas, en los jardines. Un mes de contrastes.
Sin ir más lejos, esta mañana, mientras venía a trabajar, a un lado de la carretera se veía un tímido sol haciendo esfuerzos por aparecer entre las nubes, mientras que al otro, una nube baja flotaba al nivel del suelo en un pequeño bosque. Luz contra sombra. ¡Y qué colores! El amanecer sin nubes es complicado de disfrutar, debido a que el sol es muy fuerte. Pero si le pones unas nubecitas, el cielo se vuelve anaranjado y el efecto es precioso.
¿Cómo será septiembre en Sherish?
Yo me veo paseando por las viñas a primera hora de la mañana, rodeado de una niebla ligera que refresca y humedece ligeramente la ropa. Sin ruidos mecánicos, donde sólo se oye al viento y a los pájaros. Inspirando profundamente para llenar los pulmones de aire fresco y limpio. Y tras un paseo, de vuelta a la casa a disfrutar de un buen desayuno a base de café, pan recién hecho y aceite puro de oliva (ése ligéramente amargo y de tono tirando a verde).
¿Podéis imaginarlo?
jueves, 2 de septiembre de 2010
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