Hoy es un día importante. El día del libro. Un días especial, para rendir homenaje a los libros y a sus escritores.
No puedo dejar pasar este día sin escribir en mi blog.
Como ya me conocéis, sabéis que los libros son una de mis grandes aficiones. Podría renunciar a algunas cosas, pero los libros no serían una de ellas (las otras ya os las podéis imaginar, sexo, cerveza, lo básico vaya...)
Para mi, los libros son una vía de escape. Yo me sumerjo en los libros. Me sitúo en el ambiente del mismo, me identifico con los personajes, vivo las situaciones de los libros. Para ello, es necesario un buen libro. Y no me refiero a un libro con una crítica literaria espectacular. Con los libros, me pasa como con las películas. El objetivo de un libro es divertir y enseñar. Da igual el escritor, lo importante es que esté bien escrito y que enganche.
¿Cómo acertar a la hora de elegir un libro? No os puedo aconsejar. Al igual que me pasa con la cocina, con los libros actuo por instinto. Lo descubrí hace muchos años. Me vais a decir que estoy como una cabra, pero yo voy a una biblioteca (tiene que ser de las que deja acceder a las estanterías) y me pngo a pasear por las hileras de libros. Miro los lomos, los cojo, los abro, miro el título, no me fijo en el escritor (¡vaya!), miro la contraportada, leo la sinopsis, el perfil del autor. En uno o dos minutos sé si el libro me va a gustar o no. Evidentemente no soy infalible, pero casi. Ha habido muy pocos libros que yo haya elegido que no me hayan gustado.
Cuando voy a comprar libros, me sucede lo mismo. Con esto de internet, compro muchos menos libros. En Navidad, aprovechando un regalo que tenía que hacer, volví a una tienda de libros (El Corte Inglés, ¡qué original!) y me di cuenta de lo que había echado de menos el trato con los libros. Pude estar perfectamente media hora dando vueltas por la sección de libros, y me habría llevado una docena de libros. Me lo pasé bien, me gusta ojear los libros. En lugar de comprar uno, me llevé dos. Tengo que buscar un hueco y leerlos. Eran un regalo, y quería esperar a que su receptora terminara de leerlos, pero no creo que pueda; es que creo que no puedo esperar tres o cuatro años...
Volvamos a lo de las bibliotecas. No comprendo esas bibliotecas en las que tienes unos cajones con fichas, y por ellas, tienes que elegir un libro. Para mi es casi imposible. Salvo que tenga muy claro que libro quiero, no puedo elegir con unas fichitas. Yo tengo que manosearlos (como las mujeres...). Si no, pierdo mis poderes. En mi casa, mi padre tiene una habitación (la llamamos la biblioteca) llena de libros. Es una habitación que puede tener 10 metros cuadrados, con los laterales llenos de libros, y una mesa enfrente de la entrada. Todo repleto de libros, de toda clase. Probablemente no he leído ni el 20% de los mismos, pero es que hay cosas infumables para mi.
Creo que la afición a los libros no es algo que se pueda aprender. Por eso digo que es un instinto. Al que le gustan, le gustan y a los que le es indiferente, no les puedes obligar. Puedes intentar que lo comprendan y que prueben, pero no se puede forzar. Es una pena, porque el mundo de los libros es maravilloso y se aprenden muchas cosas de ellos.
Yo no soy un lector, soy un devorador de libros. Una anécdota para terminar. Hace unos años, en un curso, estábamos haciendo unos ejercicios de estos de Psicología. Tenías que decir qué era mucho para ti en determinadas situaciones. ¿Qué es mucha velocidad para ti? ¿Qué es mucho trabajo?... Una de las preguntas era ¿Qué es para ti leer mucho en un año? Mi respuesta causó sensación. Dije 100 libros al año. En esa época yo iba a trabajar en metro, y tenía entre 45-55 minutos por trayecto, dos trayectos al día. Con eso me daba para un libro mínimo a la semana, a veces dos. Y luego, los ratos del fin de semana. Creo que estuvimos media hora hablando de eso. Ahora como no voy en metro, he bajado el ritmo, pero creo que debo estar en unos 30-40 libros al año.
El Sr. Ruiz Zafón creó la Biblioteca de los libros olvidados. Una idea fascinante. Soy un envidioso, lo sé, pero es que a mi no se me ocurren esas cosas. A ver si me pillo su nuevo libro. Ha dicho que quiere hacer una saga de unos cuatro libros sobre ella. Veremos.
Una última cosa, por si queréis regalarme un libro. Me gustan los libros gordos (no quiero comentarios). Mínimo 300 páginas. Para mi, salvo excepción, no merece la pena un libro menor, porque me lo acabo en una sentada de un par de horas.
miércoles, 23 de abril de 2008
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2 comentarios:
A mi también me gustan los libros, y me gusta tocarlos, escogerlos y pasearme entre estanterías repletas de ellos.
Hace años que no visito la biblioteca de mi pueblo, pero recuerdo que podías pasearte por ella sin problemas. Lo de las fichas era para ayudarte a encontrar algún volúmen por temas, títulos o autores. Como hay tanto cafre suelto lo mismo los han encerrado para evitar deterioros.
De todas formas yo leo menos. En mis tiempos dorados alcanzaba esa cifra de 30 al año, ahora me conformo unos cuantos menos. Es lo que tiene no ir en metro al curro, jejeje.
Respecto a la longitud, no me importa que sean largos, pero los prefiero más cortitos, de 300 pags. ya están bien. Las novelas largas se me hacen pesadas y a veces (sólo a veces) previsibles. Me pregunto si, en el tercer tomo de la que estoy leyendo ahora, no aparecerá Ellen acuchillando otro gallo delante de los curas...
Me encantan los libros... pasearme entre las estanterías toqueteando, leyendo. Tengo el Cortinglé relativamente cerca y tengo pequeños orgasmos mientras realizo dicha actividad... Yo antes, al igual que Mr. Deditos, los devoraba, ahora, ya sea por falta de tiempo o ganas, tengo un promedio bastante bajo... Todavía tengo unos cuatro libros esperando en la estantería....
besitos
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