Unos años atrás…
20 de febrero, alrededor de las siete de la tarde. En una pequeña explanada, se reúne un grupo de personas elegantemente vestidas. De fondo, el pórtico de una pequeña ermita. Pequeños grupos de personas charlan amistosamente. Otros miran hacia el camino que lleva a la explanada. En el horizonte, el sol se pone lentamente, dejando un cuadro de tonos anaranjados y violetas. El escenario es perfecto.
Entre la multitud, un joven espera nervioso. Habla con amigos, conocidos y familiares. Con algunos de ellos hace mucho tiempo que no trata. Es el día propicio para ello. Algunos traen a la memoria recuerdos casi olvidados que arrancan alguna que otra sonrisa. El joven tiene una apariencia serena y tranquila. Es su carácter. Lo que la mayoría no sabe es que está nervioso, muy nervisoso. Sin razón, pero es inevitable. Uno de los días más importantes de su vida. El más feliz. Un gran momento, un gran paso. Eso piensan todos. Para él, un paso más en la carrera de la vida. Un paso esperado, deseado. Es la culminación de una etapa. Recuerda cómo comenzó todo…
Un verano, muchos años atrás…
Ese sería el día, pensaba el adolescente. De hoy no pasa. Siempre le ha faltado valor para este tipo de cosas. No importa. Ella se acerca. Los amigos de él desaparecen con diversas excusas planeadas. Nada convincentes. Pero lo importante es que se quedan solos. Un poco brusco, él plantea la cuestión. Ella suspira, acepta. El pacto queda cerrado con unas cervezas.
Un mes después, curiosamente, tras unas semanas sin verla, él descubre que está enamorado. Extraña manera de pensar, pero es su manera de ser.
Y cómo no, recuerda lo que origina esta reunión.
Fuengirola. Otro verano, mucho más cercano. Sólo unos meses atrás…
Tumbados en la playa, él decide que es el momento. Tuvo otra ocasión, mucho más propicia, en su aniversario, pero por unas razones u otra no surgió el momento. Su mente sigue siendo algo extraña, menos por la influencia de ella, pero aún así extraña.
Listo. Cerramos otro pacto. Ahora muchas ilusiones, muchos proyectos, muchas cosas que hacer…
Por fin, parece que ella llega. El coche blanco, brillante y adornado hace su aparición. Todos callan. Todos miran. Ella es la protagonista. Baja graciosamente del coche. Él la observa. Sonríe. Ella también. Se encaminan hacia dentro. Se sientan. Ella tiembla. Él se tranquiliza. Vuelve a su estado natural. Vamos allá.
En la actualidad…
Han pasado nueve años. Algunos kilos de más encima, más equipaje, dos monstruitos pululan por todas partes. Varios hogares de por medio. Muchos momentos buenos. Alguno malo. Todo irrepetible, aunque repetiría sin dudarlo.
Esperemos que sean muchos más.
3 comentarios:
Felicidades... no sabía que os casásteis en invierno. Buena fecha.
Bonita forma de rememorarlo, me has dado envidia...
Yo quería haberlo hecho en diciembre, pero al final optamos por hacer lo que todo el mundo: En pleno verano. A cocernos con trajes, corbatas y demás y a complicarnos la vida para reservar todo.
Claro, que lo importante es el final, o mejor dicho, que se vaya alargando el final felizmente año tras año...
¡Enhorabuena otra vez!
(Lo cierto es que me da un poco de pena por la leona, en ella se cumple a la perfección aquello de que el amor es ciego...)
Joer, hasta hoy no había leído este post, Muchas Felicidades!!!! atrasadillas, eso sí...
Upsssssss, con algo de retraso, pero mis más sinceras felicitaciones a ambos.
Os casasteis en invierno, buena época. Yo lo hice un 23 de diciembre, osea que me uno al grupo de los que quisimos empezar a compartir nuestra vida con la persona amada cuando mas frío hacía.
Besitos a los dos y como siempre..............me quito el sombrero ante tu talento.
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